EL
CIRCO
Había
una vez, en las fronteras de Froufe, un pequeño pueblo de Orense, en
una casa muy vieja, vivía Ágata, una niña pobre.
Ágata
vivía con su familia, los Limpia Zapatos. Les llamaban así porque
se dedicaban a limpiar zapatos para ganar dinero.
Un
día, como hacía buen tiempo, el padre de Ágata la llevó al
pueblo. Allí vieron un circo. El padre le dijo:
-Si, pero cuesta dinero ¿Cuánto tenemos?
-Tenemos un euro y cada y cada entrada vale tres euros.
-Bueno, no pasa nada.
Ágata
se fue muy triste. Ella soñaba con ir al circo.
Ágata
fue creciendo y creciendo.
Cuándo
tenía veinte años, decidió que debía trabajar en algo. Pero, ¿en
qué?
Al
día siguiente, fue al pueblo, allí vio el circo. ¡Eso era!
-Debo
trabajar en un circo, un circo al que puedan ir todos los que
quieran. ¡Sería gratis!
Así
lo hizo, al mes siguiente ya tenía un circo, los animales y los
trajes para actuar.
Tenía
muchos animales: monos, jirafas, caballos, elefantes, tortugas,
gatos, perros……
Ágata
cuidaba mucho a los animales.
A
partir de ese día solo abría los viernes, sábados y domingos, los
animales necesitaban descansar.
Muchas
personas dejaban propina, para que el circo pudiera mantenerse.
Así
fue, el circo se mantuvo y se mantendrá por mucho tiempo.